Steelhaven II: La corona rota

la corona rot

Género: Fantasía oscura

Segunda parte de una trilogía: secuela a heraldo de la tormenta; le sigue el señor de las cenizas

Impresión: si el heraldo de la tormenta fue un buen inicio, tiene sentido que la secuela sea un desarrollo con todo lo bueno y lo malo que eso implica. Desgraciadamente, comienzan a aparecer algunos problemas que no tienen que ver con la cuestionable estructura y reducen la calidad de la experiencia de lo que podría ser, dejándonos con un libro que claramente es de transición y no es de esas veces en que el viaje importa más que el destino.

Aunque haré lo posible por evitarlo, es imposible reseñar la secuela a El Heraldo de la Tormenta sin soltar spoilers así que vayan y lean primero ese libro, si necesitan un empujón en su decisión pueden consultar la entrada, después de este párrafo ya no me haré responsable de los spoilers (que son irrelevantes, pues el argumento a largo plazo es relativamente predecible).

Hace una semana terminé de leer el segundo libro de steelhaven y su reseña vaya que me ha tomado, pues a pesar de ser más corto y más simple que la entrega anterior, me es difícil ordenar mi opinión debido a que el mismo libro la hizo variar mucho y no quiero contarlo todo en la entrada, pero tampoco asignar arbitrariamente etiquetas sin explicar por qué lo pienso y la búsqueda del punto intermedio me ha tomado tiempo. En fin, hora de comenzar con una breve sinopsis con menos spoilers que si leyeran el reverso del libro:

En Steelhaven, las tropas que pretenden tomar la ciudad están a unos días de distancia y las cosas no podrían estar peor con toda la maraña de conspiraciones que crecen en su interior.

Nuevamente es una novela coral, aunque se modifican un poco los personajes foco, continuamos con el gran número de siete narradores constantes y tres que únicamente están un capítulo bajo los reflectores. Como no tiene que presentar muchos personajes, pues ya nos resultan viejos conocidos, todo comienza con el ímpetu que dejó el primer libro y las cosas parecen fluir (Como el río que baja de la montaña, cuando irónicamente este Río no tiene casi nada que ver con el libro). Sin embargo, en cuanto se establece un nuevo estado de equilibrio pasa algo muy curioso y es que la trama en apariencia sigue avanzando, los giros ocurren uno tras otro y los personajes están en constante movimiento ¿por qué entonces no aumenta la tensión? Porque tenemos un clásico dilema del punto intermedio.

En la entrada pasada hablé un poco de cómo en las series televisivas se suele empujar los eventos que alteran el equilibrio a finales (o mitades) de temporada y aunque en los libros tenemos más libertad porque ya estamos entregando un producto completo que no debe preocuparse por los puntos de entrada, pues el inicio siempre está disponible, también tenemos ciertos patrones que se repiten con frecuencia.

En el primer 25% tenemos el evento que invita a la acción y cerca de su final tenemos el primer giro. En el último 25% tenemos el segundo giro donde todo queda listo y claro que el clímax pero ¿Qué hay de ese 50% restante? Normalmente solo son intentos fallidos para resolver el problema o se siguen los indicios del misterio y ocasionalmente, a la mitad, el problema se vuelve más complejo para dar variedad. Porque si cambian mucho las circunstancias terminamos con una historia distinta de la que comenzamos y eso es algo muy difícil de manejar exitosamente, entonces necesitamos que cambien -pero no mucho- y que se mantengan -pero que no se note-. Desgraciadamente, en esta novela si se notan las cosas.

En el caso de steelhaven, Ford nuevamente Fordza (no pude evitarlo) su historia, esta vez casi hasta el punto de ruptura, y es que los vicios de la entrega previa comienzan a cobrar factura.

Son dos tramas las que avanzan entre todos los personajes: La del gremio y la de la magia, es decir que son Rag y Waylan los principales actores de la historia y tienen diferentes grados de éxito.

Waylan es consistente con lo que hacía en la entrega anterior y demuestra un crecimiento natural, alternando entre reaccionar a la trama (o a su maestra) y ser más pro-activo de lo que anteriormente había sido, el punto donde inicia y el punto donde termina son naturales considerando, sobre todo, que hablamos de una entrega intermedia.

Rag por otra parte, si su desenlace en el Heraldo de la tormenta ya me había parecido algo precipitado, sólo era una advertencia de lo que se vendría aquí y es que cada capítulo de ella representa un violento giro para todos los pobres que se crucen en su camino y, aunque la idea de un personaje que va improvisando para sobrevivir sin importarle a quien traicione me agrada, que una niña pueda convertirse en la titiritera de la historia nada más porque si, se me hace algo difícil de tragar, sobre todo porque literalmente lo logra por su cuenta, engañando a la perfección a criminales curtidos, militares y gente honesta por igual. En ocasiones, su caracterización se revierte a la superviviente y niña asustada metida en situaciones complicadas, pero eso solo hace más notorias las inconsistencias de su caracterización.

En el caso de los demás, Nobul y Merrick tienen arcos personales sencillos y agradables, que toman más un espacio de subtrama, pero que son de los capítulos más satisfactorios, sobre todo cuando no están tan involucrados en los asuntos de la trama central, mientras que Kaira sigue dando tumbos como segundona de la primer trama que la involucre y Janessa se desliza en contradicciones (casi todas fieles a su personaje), forzosamente atada a la historia de la ciudad que no tendrá un cierre hasta el siguiente libro. El último narrador, Regulus, es interesante y tiene un arco más al estilo de El Heraldo de la tormenta, que una vez que te habitúas al extranjero (en más de un sentido) pasa bien.

La cuestión es cuando las historias de los personajes se encuentran de cara con la trama principal para detrimento de alguno de los dos (normalmente los personajes), porque no encontramos en casi ningún momento el multitasking que se esperaría de una historia de este tipo, tenemos un efecto embudo en el que toman turnos para ser interesantes. La ilusión de conexión se da únicamente en artificios de una trama que parecen servir para solucionar otra, pero nunca tuvieron un desenlace propio, siempre plantados y ejecutados en alguno de esos violentos encuentros.

Y porque los personajes ahora solo son medios para un fin, sus aventuras son, para ellos, un callejón sin salida que les permite dar la vuelta ahora que ya lograron lo que necesitaba la trama, a esperar su siguiente orden. Incluso cuando hay mucha carga personal en juego, no hay consecuencias y por lo mismo no hay tensión

El último golpe en contra de los personajes es la aparición de un nuevo recurso, el monólogo de voz interna escrito en primera persona y marcado con cursivas que ocasionalmente inserta comentarios en la narración de tercera persona, que parecería resultar prometedor hasta que te das cuenta que su implementación es la misma en todos los personajes. Una narración crítica y despectiva, dirigida al autodesprecio de la misma forma en una niña de la calle, que en un estudiante de magia, que en un curtido mercenario, que en una sacerdotisa guerrera. Si bien una voz consistente es valiosa para una narración en tercera persona con algo de distancia, que la de Ford es muy buena y es el principal encanto de ambos libros, cuando la vuelves íntima y en primera persona es necesario que sea diferente y se convierta en otro medio que nos informe del personaje.

Estos problemas no pueden justificarse con la estructura y apuntan, a mi parecer, a un trabajo poco cuidado por parte del autor, dejando al descubierto las partes móviles y la relojería que un autor tendría que esconder para permitir a la audiencia sentir la magia de una historia, como si accidentalmente mostrara su as bajo la manga antes de hacer un truco de cartas.

Claro, esto no significa que esté mal hecho, al contrario, la saga presenta piezas de muy buena calidad que, desgraciadamente, fueron ensambladas de forma descuidada y no lucen tan bien como podrían lucir. La saga sigue pendiendo de la promesa del conflicto que se acerca, Ford nos presentó un bonito recibidor, pero luego nos amordazó en un elevador con música monótona en el camino a su cumbre.

Al final de este libro, digamos que las últimas 80 páginas (de 502) las puertas se abren sólo un poco, pero no es suficiente para salvar la tibieza de este libro.

Lo dejaré en que es una novela cuyo único objetivo es conectar el anterior y el siguiente, apostando todo a la entrega final que tiene mucho que cumplir y no todas las promesas que nos hizo esta entrega parecen convencerme, pero tampoco son suficientes para que lo abandone.

Acabaré la saga porque el siguiente es más corto, pero tomaré un descanso para leer alguna otra cosa en el intermedio.

Calificación: 2/5 – Si no tienes nada mejor que leer

Recomendable para:

  • Quien leyó el libro anterior.
  • Quien quiere estudiar estructuras argumentales al desnudo.

Un comentario en “Steelhaven II: La corona rota

  1. Pingback: Steelhaven III – el señor de las cenizas (y reseña de la saga) | Querido Fantasma

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